No cabe duda de que el género del documental está muy bien representado en el cine dominicano, un hecho que se ha confirmado con entregas recientes como NANA, CARIBBEAN FANTASY, TÚ Y YO, entre otros, por eso cuando fui a ver CAMINO A HIGÜEY, documental dirigido por Abinadab Alberto y producido por Larimar Films, fue con expectativas muy altas. A pesar de alguna incongruencias, el resultado final es muy interesante , aunque a veces extraño.
Si uno se deja llevar del nombre y el tráiler uno puede creer que este documental solo trata de la peregrinación de cinco días hacia la Basílica de Higüey y como esta tradición de fe forma parte de la vida de estos peregrinos, pero no es solo eso. Este filme también contiene diversos testimonios y vivencias de fe de personas que tienen que lidiar con temas relacionados a la conversión, el matrimonio, la salud y los problemas familiares. La idea es que cada una de estas historias está relacionada a la devoción a la Virgen de la Altagracia, Madre Protectora del pueblo dominicano.
Entre las historias que surgen durante esta producción vemos la de un no creyente, la cual fue incluida para darle al documental un punto de equilibrio, además de resaltar la importancia de que exista un respeto entre diferentes ideologías religiosas. Asimismo, aquí también vemos el testimonio de una de las peregrinas que proviene de Garrovillas (Extremadura, España), lugar donde inicia la devoción a la Virgen de la Altagracia y que se trasladó a la República Dominicana en el 1503.
A pesar de lo bien que se trabajó cada historia en esta producción (aunque algunas están mejor trabajadas que otras), mi mayor queja con CAMINO A HIGÜEY es que para mí parece una mezcla de dos documentales: uno sobre la peregrinación a la Basílica de Higüey y otro sobre las creencias religiosas de personas que no participan directamente en el peregrinaje. A pesar de que en el documental se trata de atar todas estas historias individuales a un tema principal el resultado final se siente muy forzado. En realidad habría sido ideal una producción que se concentre más en el aspecto cultural de esta tradición y la distintas generaciones de personas que participan en ella. Es tanto así que sí se eliminan algunas de las historias que no son afectadas directamente por el peregrinaje, no tendrían ningún impacto sustancial en el documental.
En general, los detalles técnicos del documental tienen un buen nivel de calidad, especialmente en cuanto a fotografía y edición, pero la musicalización tiene sus desaciertos. En varias ocasiones se siente que la música de fondo está tratando de robarse todo el protagonismo de una escena o, peor aún, que está proyectando una emoción que no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en la pantalla. Si estoy viendo una documental llamado CAMINO A HIGÜEY no es necesario incluir una música de fondo que parece que provino de un drama policial televisivo. Ahora que lo pienso hay algunas secuencias, como la que le da inicio al documental, que también parecen que surgieron de una producción hecha para la televisión y no tienen nada que ver con el tema que se está tratando ni con el medio a través del cual se está contando esta historia.
A pesar de algunos fallos técnicos y una falta de cohesión entre las diversas historias que contiene, este es un documental que vale la pena ver, no solo por el tema que trata, sino también por la manera en que lo cuenta. Sí, CAMINO A HIGÜEY es una producción relacionada a la religión, pero en ningún momento sé siente que está obligando al público a escuchar un sermón ni que está criticando las creencias del espectador. Este documental está más enfocado en compartir los momentos llenos de humor, drama, amor y fe de las personas que participan en él.