Cuando se habla de la constante evolución de la industria cinematográfica de República Dominicana usualmente solo se toman en cuenta producciones que pertenecen al cine comercial, pero en esa conversación también hay que incluir el alto nivel de calidad del cine documental dominicano y el gran trabajo que se ha hecho en el género de los cortometrajes. Además hay que mencionar la labor de cineastas que simplemente quieren hacer cine y contar historias a su manera, como es el caso de Nelson Carlo de los Santos Arias, un director que se mantiene fiel a su visión cinematográfica de cómo hacer cine, la cual ha plasmado en su filme “Pareces una carreta de esas que no la para ni los bueyes”.
Esta es la historia de Gladys Polanco y su hija Lisa Nim quienes por más de 40 años han vivido en la periferia de la ciudad de Nueva York. Aisladas en su hogar, un pequeño espacio que es todo su mundo, ellas existen escondidas en una ciudad que también se esconde de ellas, un Nueva York que se hace más pequeño mientras que ellas se mantienen dentro de un refugio donde sólo hablan un español caribeño y unas pocas palabras en inglés que han logrado recordar.
Este filme tiene ciertas similitudes con el cine documental o el cinéma vérité, por ejemplo, “Pareces una carreta…” es una ventana a la rutina diaria de Gladys e Lisa y podemos apreciar la compleja relación entre ambas, pero también vemos como a veces el director rompe la cuarta pared para interactuar con ellas, la manera en que se vale de la fotografía, la edición, los textos entre cada “capítulo” de la película y otras técnicas para darle vida a su historia.
A pesar del uso de todos estos elementos, a simple viste el espectador puede creer que aquí no ocurre nada, que solo es un filme de dos mujeres conversando o discutiendo, y que apenas interactúan con otras personas, pero este es un caso en el que las apariencias engañan. Con estas largas conversaciones el director crea un mundo, cuenta una historia, plantea una hipótesis y logra que nos encariñamos con estas dos mujeres. A través de la relación de Gladys e Lisa también vemos un modelo de la naturaleza de las relaciones en una típica familia dominicana, especialmente como pueden emascular a un individuo y a la vez ser demostraciones de amor absoluto. Asimismo, esta película solo sirve como un retrato de la realidad de muchos dominicanos que viven en Washington Heights y es un fiel reflejo del dialecto y la idiosincrasia del típico dominicano sin importar donde esté.
En “Pareces una carreta de esas que no la para ni los bueyes” vemos otro ejemplo de la grandeza que puede alcanzar el cine dominicano y de lo que se puede lograr cuando los cineastas se concentran en contar una buena historia en vez de hacer producciones épicas vacías. Esta es una película que ha recorrido festivales en Estados Unidos, Europa y América Latina, entre los cuales se puede destacar el ciclo de cine Tropical Uncanny: Latin American Tropes and Mythologies organizado por el prestigioso Museo Solomon Guggenheim de New York y Cinema Tropical, el principal impulsor del cine latinoamericano en Estados Unidos. También quiere decir que hay que estar atento a cualquier oportunidad de presenciar una producción de su creador Nelson Carlo de Los Santos Arias, porque no solo se esfuerza por hacer buen cine, él trata crear obras de arte.