Hay que admitir que a pesar de tener resultados mixtos en cuanto a calidad y otros detalles, poco a poco se está obteniendo una mayor variedad en los géneros de las producciones cinematográficas dominicanas. Ya vamos a mitad del 2017 y hemos visto varias comedias, películas de acción, dramas, obras pertenecientes al género fantástico y hasta algunos dramas deportivos. Un ejemplo de esta última categoría se ha estrenado recientemente en las salas de cine y se trata de SAMBÁ, película cuya trama se desenvuelve alrededor del boxeo y la forma en la que este deporte impacta la vida de los personajes principales.
Cisco regresa a República Dominicana después de cumplir una condena de 15 años en una prisión norteamericana, pero la única forma en la que puede rehacer su vida y ayudar a su madre alcohólica es dedicarse a pelear por dinero. Por otro lado, Nichi es un ex boxeador italiano que vive en el barrio y que está adicto a las apuestas. Él ve en a Cisco un diamante en bruto a quien debe pulir para saldar sus deudas y decide entrenarlo. Ahora ambos buscan la redención dentro del ring.
SAMBÁ es un filme dirigido por la dupla de cineastas Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, creadores de obras cinematográficas como el documental CARMITA y los largometrajes COCHOCHI, JEAN GENTIL y DÓLARES DE ARENA, producciones que han sido premiadas y reconocidas en diversos festivales internacionales de cine. En cada una de esas películas ellos asumen el desarrollo del guión, la fotografía, la producción y la dirección, lo que convierte a estos filmes en creaciones de una naturaleza más personal y un verdadero reflejo de la voz de estos creadores. Esto hace de SAMBÁ un caso muy especial porque a diferencia del resto de la filmografía de Guzmán y Cárdenas, aquí los productores son Ettore D’Alessandro y Carolina Encarnación, además el guion fue escrito por D’Alessandro. Asimismo, esta es la primera vez que realizan un drama deportivo.
El aspecto que esta película tiene más en común con el trabajo anterior de sus directores es el visual. La fotografía es hermosa, los colores mayormente taciturnos y los encuadres están muy bien realizados, hasta las locaciones seleccionadas para la filmación de alguna escenas le dan al filme una personalidad única. Eso sí, llega un momento en el que el uso de las mismas locaciones y algunos encuadres se vuelve repetitivo y cansón. También está la iluminación la cual, aunque en general está bien lograda, a veces el contraste en la iluminación de varios escenarios no fue de gran ayuda para los saltos entre una escena y otra. Eso nos lleva al trabajo de edición, con el cual se le otorga al filme una buena puesta en escena y un ritmo dinámico hasta en las escenas más introspectivas. Se pueden notar algunos deslices en ciertas secuencias pero el mayor logro de este aspecto se nota en las escenas de pelea. No solo las coreografías están bien realizadas, la edición de la mayoría de las peleas y la forma en la que fueron filmadas ayudan a crear secuencias coherentes y a vender la ilusión de que estas confrontaciones son reales (aunque algunas peleas quedaron mejores que otras).
Otro de los puntos más fuertes de SAMBÁ es su musicalización, la cual ayuda a establecer el ambiente del filme y también hay que mencionar su variada banda sonora en la que se mezclan perfectamente piezas de distintos géneros para enriquecer numerosas escenas.
Donde la película tiene sus mayores desaciertos es en el guion y el desarrollo de la trama. Por un lado, no se le dedica el tiempo necesario para exponer el mundo interno de los personajes ni establecer una conexión emocional entre ellos y el público. Esto es muy importante, porque sin esa conexión las acciones que ocurren a lo largo del filme pierden fuerza, a veces no se justifican o carecen de impacto. Asimismo, se siente que algunos personajes, aunque son interesantes, se quedan en el aire y en realidad no aportan lo suficiente a la trama. Además, aunque los diálogos son creíbles y no se sienten estáticos, tampoco son memorables. Estos detalles también afectan la forma en el que el filme transmite su mensaje sobre el boxeo como una metáfora de la vida.
El elenco principal está compuesto por Algenis Pérez Soto, Ettore D’Alessandro, Laura Gómez y Ricardo Ariel Toribio, y aunque en general aquí se hace una buena labor, las actuaciones son limitadas por la superficialidad de los personajes. Aún así, se nota el trabajo físico que hicieron los actores para tener el físico necesario para interpretar sus papeles, especialmente Algenis Pérez Soto quien en realidad entrenó como un boxeador para interpretar a Cisco y no solo logra una transformación física, sino también recrea el lenguaje corporal de un boxeador.
El estreno oficial de SAMBÁ se realizó durante la más reciente edición del Festival de Tribeca, donde fue nominada en la categoría de Mejor película narrativa internacional. Por cierto este es el primer filme dominicano que participa en ese prestigioso festival de cine. Esta película también se estrenó para el mercado latinoamericano en el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine), uno de los eventos cinematográficos más importantes de América Latina. Además, en el 2015 SAMBÁ fue la producción ganadora el premio FONPROCINE que otorga el Ministerio de Cultura y la DGCINE como mejor producción cinematográfica de ese año.
SAMBÁ no es un filme perfecto pero sigue siendo una interpretación muy interesante de un género poco común en el cine local y que ofrece al público una alternativa distinta en las salas de cine.